La música es una herramienta de cambio privilegiada.
Cada vez más estudios demuestran que hacer y escuchar música produce efectos biológicos en nuestro cuerpo.
Aprender música mejora la capacidad de concentración y la capacidad intelectual. Cultiva la disciplina. Motiva y fomenta la creatividad.
Tocar un instrumento alivia la tensión afectiva. Mejora la inteligencia emocional porque enseña a percibir, procesar y expresar todo tipo de emociones, desde la sutileza hasta la ira. Por eso enseña a comunicarse con otros.
Tocar en una orquesta enseña a “ser alguien”. Ser alguien con otros y para otros. Enseña a colaborar con otros para hacer algo hermoso y bueno.
En Acción Social por la Música compartiremos artículos, estudios, vídeos e imágenes que muestren el poder transformador de la música.