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Si quieres que una niña se empodere regálale un instrumento musical. Un elemento material a través del cuál pueda expresarse, hallar su espacio personal, refugiarse del mundo digital, concentrarse y encontrar silencio. Es verdad, esto sirve también para los niños porque no es una cuestión de género, pero con las niñas ocurre algo en particular:

Aunque la lucha social por la búsqueda de la igualdad es imparable, las niñas continúan recibiendo mensajes externos que les inculcan ser silenciosas, obedientes, sumisas, a preocuparse en exceso por su apariencia física, a ocupar un rol pasivo y doméstico dentro de la comunidad. Desde muchas esferas sociales intentamos acabar con estos mensajes y reformularlos para las nuevas generaciones, para que nuestras niñas sean ciudadanas que quieran descubrir el mundo, activas, con criterio, fuertes y responsables.

En la orquesta no existen los roles de género, existen los roles de música

La orquesta, en el marco de los proyectos educativos y sociales, es una célula reflejo de una sociedad democrática e igualitaria, en la que no existen distinciones de género, procedencia o religión. Se divide en otros grupos, los de instrumentos como violines, violas, chelos y contrabajos. A todos se les exige por igual, con la misma disciplina, con el mismo amor. En la orquesta no existen los roles de género, existen los roles de la música. Todos somos activos, poderosos, importantes. Somos parte indispensable de algo más grande que nosotros mismos, que supera nuestro ego, que nos hace humildes.mujeres-en-la-musica

Las niñas pueden reproducir analógicamente ese sentimiento de pertenencia y autoestima a las demás esferas de su vida. Descubren a través de su propia experiencia que su voz es fuerte y debe sonar potente, en la medida justa para trabajar armónicamente con el grupo.

La práctica de un instrumento es meditación activa e introspección, pero en la práctica colectiva las niñas encuentran más y nuevos roles de mujeres intelectuales y culturalmente activas. Descubren otros modelos a imitar, lejos del mainstream al que están expuestas cada día. Salir a un escenario, ver la luces y escuchar los aplausos por su capacidad, disciplina y talento es reconocimiento familiar, comunitario y ciudadano a su trabajo, a su ser valioso e importante.

Animemos a nuestras niñas a cortarse las uñas para ejecutar un instrumento de cuerda frotada, a ejecutar ese acto simbólico de rebeldía, a preferir callos en el cuello y en los dedos.

Las niñas no se ven más guapas calladitas, se ven mas guapas alzando su voz y espíritu a través de un violín en una orquesta.

Por:

Nathaly Ossa Alzate, MAC en Acción Social por la Música