Del 15 al 18 de junio recibimos la visita de Rubén Cova, profesor fundador de «El Sistema», y de su mano afinamos las últimas notas del Concierto de Verano de las Orquestas de Acción Social por la Música.
Fue un fin de semana de muchísimo aprendizaje, en el que fuimos alumnos y maestros, y los miembros de las agrupaciones orquestales promovidas por la fundación tuvieron la oportunidad de recibir un importante impulso para culminar este curso de transformación social a través de la música bajo la batuta del maestro Rubén Cova.
La primera sesión, que se celebró la mañana del viernes día 15 de junio, sentó las bases sobre las que los Maestros Agentes de Cambio (MAC) de FASM trabajarían en los próximos ensayos con los chicos y chicas que forman parte de las orquestas y que, una vez más, se reunían en el Núcleo Tetuán para tocar juntos.
«El objetivo de estas orquestas es que sus integrantes toquen juntos. Para ello, es fundamental enseñarles a escucharse los unos a los otros», explicaba Rubén Cova a los maestros; «ésta es nuestra innovación: la práctica musical colectiva. Así, se genera una comunidad en la que todos pueden aprender». De este modo, introducía una de las claves de nuestro modelo de intervención social, y enlazaba de manera natural con otro elemento esencial: juntos, lo hacemos mejor.
«La comunidad es una realidad muy poderosa para la formación musical y, lo que es aún más importante: para la formación de la propia persona, su crecimiento como ser humano, su desarrollo pleno en medio de su ambiente, a pesar y con sus circunstancias concretas», insistía.
Rubén Cova recurrió a su experiencia particular a lo largo de décadas de dedicación durante las cuales ha apoyado la creación de orquestas pre-infantiles e infantiles, juveniles y profesionales, en diferentes países. Más allá de las fronteras y los años, insistía en que «nunca podremos adivinar quién es el muchacho que tenemos ante nosotros«.
El maestro explicaba que, algunos de los últimos estudios e investigaciones que habían llevado a cabo, destacaban la idea (en un principio, inaudita) de que el talento no existe, y lo explicaba de la siguiente manera: «En un primerísimo momento, no tenemos conciencia de nuestra destreza a la hora de realizar una tarea; tal vez, una tímida intuición, un fuerte deseo… Sin embargo, es el momento en que alguien nos mira y nos confirma tú tienes talento, cuando realmente nace en nosotros. Sucede porque alguien, estando fuera, descubre algo en lo profundo de nuestro ser, y comienza a creer; sucede porque alguien nos reconoce y sólo así podemos, nosotros mismos, reconocer nuestra capacidad«.
De este modo, Rubén Cova insistía a los MAC de la gran responsabilidad que han de asumir en el desempeño de su labor diaria: «Detrás de cada instrumento, hay un ser humano; tenemos que decidir quiénes queremos ser para ellos». Y es que este es uno de los principios vertebradores de nuestra visión: «la creencia de que todos los niños y niñas pueden«.